DISCURSO

¡Damas y caballeros! ¡Un minuto de atención, por favor! Siento mucho comunicarles esto, pero... no habrá grandes orgías cuando acabe la pandemia.

Ni grandes orgías, ni desenfreno, ni lujuria por doquier. Les garantizo que la gente no se atreverá. Así que…, con mucho dolor de nuestra alma, las vamos a tener que promover nosotros, que para eso hemos venido al mundo. ¡Oh, no!, damas y caballeros…, no se rían. No se trata de una chanza, ni me estoy refiriendo a una cuestión baladí. Somos nosotros los que hemos de devolver la luz a la Humanidad. Para eso fuimos creados y para eso fuimos dotados con un carácter especial.

¡Los del fondo! ¡Disculpen! Por sus caras de extrañeza deduzco que son nuevos, ¿me equivoco? No se preocupen. Sucintamente les explicaré, con la segura venia del resto del aforo, el porqué de mi afirmación. Para empezar, recuerden que somos animales sociales y gregarios (algunos somos egregios, pero esa es otra cuestión). Partiendo de esta premisa, es lógico evidenciar que la Naturaleza, sabia como es y con el único fin de perpetuar nuestra existencia, ha dotado de diferentes y diversos instintos y capacidades a individuos aparentemente iguales. Nosotros, las y los aquí presentes, somos lo que algunos llaman descerebrados, transgresores, inconformistas, inconscientes… Pero en realidad somos quienes en el pasado nos atrevíamos a explorar más allá de las montañas, quienes nos lanzábamos en primera fila contra la manada de bisontes, quienes reelaborábamos la comida sólo por obtener deleite de ella, quienes buscábamos nuevas formas de ocio y diversión, o quienes convertimos el sexo en algo que va mucho más allá de la reproducción. Somos las y los exploradores, las y los innovadores, las y los que poseemos el don de hacer patente al resto que la vida no es sólo subsistir o existir, es disfrutar, compartir, reír y.… cuando hace falta, tomar la iniciativa, arriesgar y recordar al clan con nuestros actos que hay que VIVIR.

¡Ay, mis neófitos! Su gesto acaba de cambiar. ¡Observen cómo os mira con orgullo el resto de la hermandad! Con unas breves palabras han descubierto ustedes el porqué de sus impulsos y deseos, han constatado que no son unos pervertidos degenerados, ¡son ustedes exploradores! Los elegidos entre la especie humana para dotar a la tribu de nuevas visiones, de nuevos pensamientos, de nuevas oportunidades, de nuevas formas de disfrute y cohesión social, de nuevos caminos para que la vida siga siendo vida. El resto de nuestros congéneres tendrán otros dones. Este no. Pero tengan por seguro que sueñan con nuestras aventuras, aunque, sin nuestra iniciativa y sin nuestra mano tendida, su naturaleza jamás les dejará atreverse a afrontarlas y, por tanto, muchos se perderán buena parte de la vida. Así que, damas y caballeros, es mi obligación recordarles que, en cuanto el viento sople a favor, hemos de cumplir con nuestro cometido y, encuentro a encuentro, orgía a orgía, bacanal a bacanal, hemos de recordarle al mundo la esencia gozosa de la existencia.

Sabiendo su carácter y su brío, estoy seguro de que hacerlo no les costará ningún sacrificio ni demasiado esfuerzo.

DEUS DIXIT ET DEUS VULT

Antonio Álvarez Veci
Liberi Ars Amandi