PAREJA MUY BIEN AVENIDA

Amigos de Gente Libre, os envío mi experiencia de cuando me follé por primera vez a un desconocido.

Fotografía PRIVATE

Tengo veintiocho años, estoy felizmente casada. Mi físico es bastante bueno, estoy muy bien proporcionada, tengo una cara bonita, con dos hermosos ojos grises y media melena castaña.

Fue mi marido el que abiertamente me contó que le excitaba ver cómo me miraban los hombres con cara de deseo.
Con el paso del tiempo, mi marido ideó un juego y este cada vez era más provocativo…, me lucia más…, y una noche en la pista de baile de un pub de intercambios, mi marido me dijo “mira cómo te mira ese, ¿porque no te pegas a la pista cuando empiece la música lenta, y mientras voy a pedir algo de beber?, con un poco de suerte te saca a bailar y de verte me pongo a cien…” Y así lo hicimos, me atreví, y mientras bailaba reconozco que me excité muchísimo sintiendo el bulto que me refregaba aquel desconocido. La reacción de mi marido ante aquella noche me convenció de que realmente le gustaban todos esos juegos morbosos ya que hicimos el amor como locos, y no paró de repetirme que teníamos que hacerlo más veces.

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Tuvimos un verano muy morboso, yo me enrollé en tres ocasiones con algún desconocido mientras el miraba oculto, aunque no pasamos de besos, refregones y tocamientos, hasta que mi marido empezó a decirme mientras hacíamos el amor, que estaba loco por verme en la cama con alguien más, cosa que a mí me excitaba al límite.

Él se encargó de poner un contacto en Gente Libre, y después de seleccionar entre varios, elegimos al que sería mi amante por una noche.

Quedamos en un pueblo costero cercano a donde vivimos, pues tenía la ventaja de que estaba muy concurrido, y a la vez lejos de donde vivimos. Esa noche me arreglé con un traje minifalda y zapatos de tacón, pero menos provocativa que en otras ocasiones.

Cuando llegamos mi primer amante total, nos estaba esperando en la terraza de un bar en pleno paseo marítimo, realmente verlo ahí delante mío, hizo que me pareciese atractivo, era alto, delgado pero fuerte, educado, tenía una mirada de complicidad que me derretía cuando me miraba y hablábamos, no pude evitar sentirme húmeda hasta un grado que me parecía que se me notaba. Hablamos de cosas sin importancia, haciendo hincapié en que a él no le gustaban las prisas, y pasando a conversaciones más específicas de los gustos que teníamos en la cama, lo cual me puso a 100 hasta que los tres decidimos ir a un apartamento.

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Cuando llegamos al apartamento dejamos las cosas en una mesa, nos sentamos los tres en un sofá y empezó la fiesta…

Mi marido empezó dándome besos en el cuello y poniendo su mano en mi rodilla, para ir calentándome, mi amante me cogió la cara con las dos manos, y empezó a besarme en los labios despacito y con dulzura. Yo ya no pensaba, solo me dejaba hacer, y él me calentó más hasta que me irguió, y empezó a desnudarme lentamente, ayudado por mi marido desde atrás… Caímos en el sofá y empecé a sentir las caricias de las cuatro manos, recorriendo mis muslos por dentro, los pechos…, creía que iban a reventar… Tumbada boca arriba mi marido besaba mis labios y mi amante empezó a comerme mi monte de Venus, mis labios vaginales, mi clítoris…, ¡en fin todo mi ser!, que por cierto a esas alturas parecía un bebedero de patos…, hasta que subió refregándose por todo mi cuerpo y poniendo su glande en mi pubis –¡sus medidas eran más grandes de lo habitual!-, empezó a masturbarme con su glande, después de separarme las piernas, y una que a esas alturas ya estaba muerta de ganas por sentirse penetrada por aquel inmenso trozo de carne, pero el muy cabrón, lo supo retrasar hasta tenerme en el limbo, y entonces empezó a abrirse paso en mi cuerpo, lentamente hasta llegar al fondo. Mi marido cogió la cámara de vídeo, filmaba y observaba como un desconocido me estaba disfrutando totalmente, no podía evitar el gritar muerta de gusto a cada embestida que me propinaba. No era capaz de reaccionar, estaba siendo follada por un hombre que no era muy normal ni en dimensión, ni en aguante, y me gustaba…

Fotografía PRIVATE

Mi primer amante me disfruto por espacio de tres horas seguidas y de una manera bestial, mientras mi marido filmaba y miraba absorto el panorama… Cuando acabamos, nos vestimos y nos fuimos, me había comportado como una autentica viciosa, me habían follado en todas las posturas posibles, alguien más dotado de lo normal, y sin descansar.

Ahora y mientras os relato mi aventura, mi marido y yo, estamos viendo el vídeo donde su mujer se folló por primera vez a un desconocido, viendo y excitándome con mi amante en el primer despelote swinger de nuestra vida de pareja…

Y ello nos da un morbazo impresionante