Los celos en las parejas swingers

Nunca os habéis preguntado ¿cómo puede ser que, en el año actual, en un país occidental, donde desde numerosos sectores públicos y privados se intenta eliminar el machismo y las actitudes posesivas en pareja, las televisiones (sobretodo algunas de ellas) siguen llenando horas de programación con interminables historias de celos, cuernos y traiciones?

Artículo publicado en la Revista Nº 1061

Vemos con sorpresa como entrevistan a parejas muy jóvenes que se pelean porque él o ella (casi siempre son ellas las perjudicadas) han subido determinada foto a instagram, alguien le ha dado like o le ha hecho un comentario subido de tono y automáticamente la otra parte se siente con todo el derecho a decirle que la borre o que no suba más fotos. Y ejercer un control total sobre sus publicaciones, hasta el extremo enfermizo de crear perfiles anónimos para vigilar su actividad. Por supuesto el ejemplo sirve igual para cualquier red social, discoteca o reunión de amigos.

Es cierto que venimos de una educación clásica, donde se enseñaba a las mujeres que el matrimonio era para siempre, que se debían a su marido y que no podían tener sexo con nadie más. Pero hablamos de muchos años atrás y son conceptos que la gente más joven no debería tener interiorizados

¿Por qué hay parejas swingers que fracasan?

¿Pero qué son los celos?

Está claro que todo lo anterior responde a un episodio de celos. Y es que los celos son un sentimiento de pérdida sobre algo que tenemos o que creemos que nos pertenece. Los celos van muchas veces acompañados de la envidia, que se experimenta cuando alguien tiene algo que nosotros no tenemos, o no podemos poseer. También la inseguridad en uno mismo o la baja autoestima tienen mucho que ver con los celos.

Esto nos lleva a un extremo difícil de entender, puesto que la parte que manifiesta esos celos, está asumiendo que su pareja es una propiedad privada que puede perder. Pero una persona no es propiedad de otra como si fuera una mascota, eso ocurría en la época de la esclavitud y hace muchísimos años que fue abolida.

Aprovechamos para dejar aquí una crítica que hacemos muchas veces a los swingers cuando escuchamos o leemos la frase “comparto a mi pareja… a mi mujer”. Eso no es cierto, solo se puede compartir lo que es propiedad de uno, y como acabamos de decir las personas no son propiedad de nadie.

¿Por qué hay parejas swingers que fracasan?

Parejas swingers vs. parejas convencionales

Para entender por qué las parejas swinger no son celosas, vamos a comenzar por el comentario del principio. En una pareja swinger es muy probable que las fotos se las hayan hecho uno a otro o que las hagan por separado y que se envíen entre ellos las más picantes para luego escoger las que van a colgar en la red. No siempre es así, pero en todo caso siempre existe esa confianza del uno en el otro. Y es que, lo primero que define a una pareja swinger es la total complicidad que existe entre los dos.

Mientras esas parejas convencionales celosas ocultan los teléfonos móviles, borran las llamadas, las fotos y los mensajes que reciben o envían, sabedores de los celos, del control e incluso del espionaje enfermizo que a veces ejerce su pareja. En el caso de los swinger todo eso se comparte, muchas veces los grupos de conversación son comunes y llegado el momento se visualizan las fotos y los comentarios juntos. Todo eso va un paso más allá cuando las imágenes van dirigidas a una red de intercambio, entonces se escogen entre los dos y se contesta en pareja a todos los likes. Es por eso que resulta tan sencillo detectar perfiles falsos en las apps de intercambio, basta con leer y observar las fotos para darse cuenta de que la pareja no está en sintonía y seguramente uno de ellos (normalmente el hombre) ha abierto el perfil sin que la otra parte sea consciente de ello.

Así, desde el momento en que desaparece la ocultación y el engaño se desactivan gran parte de los celos. Además, todas las decisiones se toman en pareja, cuando una pareja swinger decide quedar con otra es porque los dos están de acuerdo en hacerlo y si hay una de las partes que no está de acuerdo en realizar el encuentro, no se lleva a cabo. Incluso llegados al momento más íntimo, si uno de los dos miembros de la pareja no está a gusto en esa situación, se abandona de común acuerdo.

Sumemos a la falta de ocultación y engaño el hecho de que todas las decisiones son compartidas. En general, las parejas swinger comparten muchos más momentos de su vida que las parejas convencionales. A menudo van de compras juntos pensando en próximas salidas o fiestas, visitan el sexshop y buscan juguetes para los dos, pasan mucho tiempo hablando de otras parejas y hablan sin problemas de cuando alguien les atrae sexualmente o no.

Es de suponer que el machito al que no le gustaba que su chica subiera fotos sin consultarle (recordemos que piensa en ella como en su propiedad), le costaría aún más que paseando juntos, le comentará que bueno está este tío o aquella tía. Pues esto es algo que ocurre de forma habitual entre las parejas swinger, ya sea por la calle, en una fiesta o hasta en una reunión de trabajo, un punto más para la complicidad y uno menos para los celos.
Hasta aquí hemos eliminado gran parte de los motivos para tener celos, sin llegar aun al hecho de tener sexo con otra persona, cosa que para las parejas convencionales ven como la traición máxima y el principal motivo para la ruptura. Pero es que los swingers lo hacen sin engañar a su pareja, pues están presentes los dos, viendo en todo momento lo que hace el otro. Son dos personas adultas que acuerdan compartir su sexualidad con otros, no se traicionan, no hay nada oculto, están allí los dos, disfrutando juntos de ese juego. Y cuando todo acaba y se quedan solos de nuevo, se desean el uno al otro mucho más que antes.

¿Por qué hay parejas swingers que fracasan?

La inseguridad y la envidia

Nos quedan la inseguridad y la envidia. Y son elementos que surgen a menudo durante las primeras relaciones con terceros. Todos somos humanos y no podemos evitar las comparaciones la primera vez que vemos a nuestra pareja con otr@, sobre todo las físicas. Sin embargo, es algo normal, en una reunión de amigos convencional siempre hay alguien más simpático, que es mejor conversador o entiende más de este o aquel tema. En el sexo ocurre lo mismo y lo experimentan por igual hombres y mujeres, después de tener relaciones con varias personas diferentes aparecen las comparaciones y lo mejor es llevarlas con humor y naturalidad. No todos los tíos tienen la polla igual de grande o de bonita, no todas las tetas ni los culos son iguales y no todo el mundo tiene la misma habilidad para el sexo oral, manual o para la penetración.
Esos sentimientos de inseguridad existen, pero desaparecen tras unos cuantos encuentros, a medida que la pareja gana seguridad en sí misma y empieza a actuar como una unidad. No olvidemos que son dos personas separadas, pero si alguien quiere estar con ellos, los tiene que aceptar a ambos. También existen las parejas liberales, que llevan el juego un punto más allá y disfrutan por separado, sin necesidad de coincidir en el mismo espacio y tiempo. Sin embargo, mantiene igualmente la complicidad y eliminan el engaño, explicándose sus aventuras particulares y enviándose fotos o videos del encuentro.

De manera que las escenas públicas de celos entre swingers son muy extrañas y si ocurren aparecen mayormente entre las parejas muy jóvenes, o bien personas que no están habituadas al ambiente swinger y creen que la entrada a un club les da derecho a follar con quien quieran. Por lo general no disfrutan del “swinger lifestyle”, no entienden el juego de la seducción, solamente quedan con otros para follar y punto.

En resumen, los swingers saben que pueden disfrutar mucho en sus juegos sexuales, hacer cosas que no pueden hacer solo con su pareja y divertirse los dos juntos sin engañarse. Y cuando vuelven a casa van a seguir amando a esa persona, van a alimentar el sexo entre ellos dos con todo lo que acaban de vivir y van a planear juntos como cumplir su próxima fantasía.