Las noches de Nahia

Mi primera vez en un club swinger fue una experiencia increíble.

SÓLO PARA PÚBLICO FEMENINO de Antonio Álvarez Veci

Por fin podía juntar mi mundo lésbico con el mundo heterosexual. Por fin podía expresar mi libertad y tendencia liberal de la vida sin ser juzgada.

Había conocido a un chico increíble. Guapo, sexy, intelectualmente seductor que además estaba loco porque conociera algo así ya que ante mis vivencias sabía que me iba a gustar. Me garantizó respeto y el tiempo suficiente para poder adaptarme a la situación si no lo veía claro… Qué más se podía pedir? Cómo decir no a tal experiencia vital?

No es fácil ser una mujer libre. Y menos ser una mujer sexualmente libre. Sin ataduras ni complejos. Asumir las consecuencias sociales que se le suponen a una, viviendo en este mundo machista que hemos creado y que perpetuamos también, no es algo fácil de llevar. Como chica “femenina” siempre me vi señalada en el mundo porque “no me pegaba” ser lesbiana. Y si me decía bisexual era porque me gustaba el sexo en grupo, porque “era una chica fácil sin las ideas claras”, porque… ahora sólo me vienen insultos varios a la cabeza para expresar lo que el mundo y algunas personas me hicieron sentir, pero yo lo tenía claro: sólo era una buena chica a la que el sexo tradicional se le quedaba pequeño en su concepto y prácticas.

Y llegó el día. Él tenía reservado un apartamento cerca de la playa en Bilbao. La idea era ir el sábado al club La manzana con unos amigos swingers de él y sobre todo por una pareja con quien yo había hablado en esas semanas de conocerle. A mí me gustaba el marido y a él la mujer así que todo parecía encajar. Pero llegamos el viernes y se nos unieron al finde otras amistades de él, ahí fue que hice mi primer trío. Ah!! Y el segundo Jijiji Fue increíble. No fue el polvo de mi vida, pero la experiencia fue tal que ya quería repetir.

Llegó el sábado y allí estaba yo con mi minivestido sexy. Discreto y elegante para no resultar demasiado llamativa en mi primera visita a un club. No todo el mundo era atractivo a la vista. Las películas porno o comedias y series que tenemos en nuestra psique no estaban allí, pero todo el mundo era tan simpático, libre y real que los nervios y la presión desparecieron enseguida. Y vi las estrellas (literalmente porque todavía recuerdo esa habitación con pequeñas lucecitas en el techo) con el vasco marido sexy y pelirrojo con el que habíamos quedado. Una experiencia romántica por el trato exquisito que me brindó y una experiencia a fuego como su pelo y por la gente que tenía por primera vez a mi alrededor teniendo sexo sin ningún complejo.

Y pensaréis… eso es todo? Ya? Pues sí. Eso fue todo y… eso fue TODO. Porque fue un paso de gigante lo que sentí. De nuevo volvía a salir del armario personal y vivencial que hasta ese día no sabía que tenía.

La siguiente vez no tardó demasiado. Mi espiral por el conocimiento y la experiencia sólo acababa de empezar. Venía de haber tenido prácticas lésbicas, otras de tanteo en el bdsm nada sexuales, ya que tengo afición por el teatro y las performances, pero nunca tan explícitas sexuales. Nada como esto. Un mundo desconocido y real por explorar que espero os traiga buenos recuerdos de vuestra primera vez o un ánimo para poder explorar ese lado que algunos llaman malvado y que yo estoy segura que es angelical. No puede haber nada malo entre dos personas que se desean. Nada malo puede haber entre personas que no mienten a sus parejas por sentir deseo físico por otra si la verdad y el corazón no son manchados por la falta de lealtad. Porque se puede tener un corazón dulce y un cerebro porno.

Nos vemos por los clubs?